Una tierna gatita diminuta que fue encontrada abandonada en las calles, por fortuna pudo recuperar su salud a pesar de ser del tamaño de la palma de la mano, y su vida dio un giro completo convirtiéndose en amiga de un gatito tuerto.
La pequeña felina estaba en las calles sin una madre, por lo que la llevaron de inmediato a CatRescue 901, un centro de rescate de gatos ubicado en Nueva gales del sur, Australia. La organización sin fines de lucro es manejada por voluntarios, así que la pequeña criatura estaba en buenas manos.
En ese momento todo parecía ser complicado, pues la gatitta (Flora), solo tenía un par de días de nacida y no había consumido leche materna.
Tierna gatita diminuta rescatada consigue un mejor amigo
Flora tenía muy pocas probabilidades de sobrevivir, pero Katerina, una voluntaria del centro de rescate, comenzó a alimentarla y a cuidarla las 24 horas del día. La mujer usó su propio calor corporal para mantener a Flora reconfortada durante todo el día, y además la alimentaba con jeringa cada 2 horas.
Jenny Storaker, codirectora de CatRescue 901, dijo a Love Meow:
«Flora luchó mucho para superar su colapso, y Kat hizo un gran esfuerzo».
La felina estaba muy delicada, pero su madre adoptiva quería hacer todo lo que estaba a su alcance para que Flora recuperara su salud. Después de muchas noches de insomnio y cuidados especiales, Flora comenzó a animarse, aunque era muy pequeña para su edad, tenía muchas ganas de vivir.
Cuando cumplió una semana de nacida, la pequeña aún no crecía mucho, pero poco a poco ganaba peso y fuerza en sus extremidades. La gata residente de Kat, Sabrina, se dio cuenta de la presencia de Flora y quiso brindarle un cariño muy necesario para ella.
Desde ese momento, Sabrina abrazaba de forma constante a Flora y la acicalaba después de cada comida, parecía que Flora finalmente tenía una madre felina.
Jenny dijo:
«Ayudó al desarrollo y a las ganas de vivir de Flora al pensar que tenía una madre».
Al cumplir seis semanas de edad, Flora estaba aumentando su tamaño, aún le faltaba mucho por crecer, pero estaba fuera de peligro y era muy juguetona. Con su nueva energía, su personalidad brillaba y estaba prosperando perfectamente en su hogar de acogida, se había convertido en un bicho lleno de amor.
Por ese tiempo el centro de rescate acogió a dos gatitos (Reuben y Finn), que habían sido rescatados de las calles en mal estado de salud. Desafortunadamente, ambos padecían infecciones oculares muy graves, por lo que tuvieron que extirparles uno de sus dos ojos para combatir la infección.
Jenny comentó:
«Estos chicos llegaron desanimados, pero con mucha paciencia y esfuerzo se convirtieron en pequeñas maravillas».
Por fortuna, uno de los gatitos, Finn, encontró un hogar amoroso rápidamente, mientras que el otro gatito tuerto, Reuben, se recuperaba de la cirugía ocular.
El gatito tuerto les demostraba a sus cuidadores que necesitaba un amigo felino para tratar de llenar el vacío que había dejado su amigo Finn. Entonces, los voluntarios del centro de rescate decidieron presentarlo con Flora, con la esperanza de que se aceptaran el uno al otro y formaran una linda amistad.
Una vez que los dos gatitos se conocieron y se acostumbraron al olor del otro, rápidamente se la llevaron bien y se hicieron mejores amigos. A la pequeña Flora la esterilizaron, pero ni siquiera el cono de protección pudo evitar que se acercara y se acurrucara con su nuevo hermano.
Su amistad continuó floreciendo en el hogar de acogida, se acostaban juntos, jugaban y constantemente se les podía ver acurrucados abrazándose y acicalándose. Cuando estuvieron listos para encontrar un hogar para siempre, el grupo de rescate sabía que tenía que encontrar un hogar donde los aceptaran y adoptaran juntos.
Luego de un largo viaje, Flora y Reuben, oficialmente fueron adoptados por una familia amorosa que los llamó Dylan y Elroy. Su nueva madre humana, Charlie, estaba enamorada de su nueva pareja de gatitos, y desde el principio se sorprendió con su adorable vínculo de hermandad.
Cuando Dylan se sienta junto a la ventana para observar el panorama, su hermano tuerto corre a su lado y se une al ritual. Siempre sigue a su hermana a todas partes, es como si quisiera asegurarse de que esté bien o simplemente no quiere apartarse de su lado.
Ambos gatitos tuvieron un difícil comienzo en sus vidas, pero con la ayuda y el cuidado en sus hogares de acogida, superaron todos sus problemas.
Ahora estos adorables amigos felinos se han convertido en hermosos gatos, aman su nueva vida y se tendrán el uno al otro para siempre.