Bonnie es una perrita que fue rescatada por un padre ejemplar, que le brindó todo el cariño que necesitaba, y lo más importante, un hogar para siempre. Pero, cuando su padre tuvo que hacer un viaje de negocios al extranjero, una semana después de adoptarla, tuvo que conseguir una niñera para Bonnie.
Así que él pensó en su mejor amigo, Jay Davis, ya que le tenía mucha confianza y era la persona perfecta para cuidar de Bonnie.
De esta manera, Bonnie y Jay, se encontraron por primera vez, y en solo tres semanas, ambos crearon un increíble vínculo que duraría por años.
Perro empacó su juguete favorito en la maleta de su niñero
Jay dijo a The Dodo:
«Al principio era muy distante, pero sentí que me uní a ella con bastante rapidez y pronto confió en mí. Siento que ella me miró casi como su padre. Le enseñé sus trucos: cómo sentarse, acostarse, darse la vuelta, sacudir e incluso abrir la puerta con la nariz».
Cuando el padre de Bonnie regresó, ella volvió a su hogar, pero Jay desde entonces la visitaba todos los días para saludarla y jugar con ella.
Era tanto el apego de ambos, que finalmente Jay terminó mudándose a una habitación extra en la casa de su amigo y Bonnie estaba contenta de tenerlo cerca.
Jay dijo:
«No era su dueño, pero era su mejor amigo y seguí enseñándole y relacionándome con ella».
Desafortunadamente, Jay consiguió un buen trabajo en otro estado, por lo que tuvo que mudarse de nuevo y separarse de su mejor amiga.
Bonnie es muy inteligente y sabía lo que pasaba, y no dudó en demostrar cómo se sentía al saber que su amigo se marchaba.
Jay dijo:
«Cuando vivía con ella y hacía las maletas, a menudo venía y me rodeaba, casi como si supiera que algo estaba pasando».
Jay seguía visitando a su amiga, pero las idas y vueltas frecuentes afectaron a Bonnie, entonces, cuando la visitó una vez más, ella no quería dejarlo ir.
Resulta que Bonnie tiene una posesión adorada; su juguete de peluche. Entonces ella empacó su juguete favorito entre las cosas de Jay.
Ella esperaba con ansias que Jay entendiera el mensaje, el cual era evidente; quería que se quedara o que la llevara con él.
Jay, dijo:
«Cuando me iba a ir, fui a mi bolso y encontré el juguete en él. Le pregunté si mi amigo lo había puesto ahí, y él dijo ‘No’. Llamé a Bonnie, ella vino y se sentó allí. Le pedí que se quedara y tomé una foto rápidamente y luego la acaricié como nunca antes. Fue tan conmovedor, pero tan triste… esa mirada en su rostro».
Sin duda alguna, Jay entendió lo que quería decir Bonnie. Él no podía quedarse ni llevarla con él, pero sabía que pronto volvería a visitarla.
Bonnie y Jay tienen un vínculo muy grande que los une, y él se asegurará de que cada vez que esté en la ciudad, visitará a su amiga.
Por su parte, Bonnie se encargará de que su niñero favorito, siempre sepa lo feliz que la hace verlo.
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