Es cierto que nos encanta que nuestras mascotas huelan bien y luzcan muy guapos, pero para este perrito llamado Finn, al parecer nada huele mejor que las flores. Y seguramente ningún perro está más emocionado por la llegada de la primavera que este pequeño mezcla de pequinés y grifo de Bruselas de 2 años.

Sarah Geers, la madre adoptiva de Finn, notó por primera vez la atracción de su pequeño perro por las flores cuando era tan solo un cachorrito, pero no imaginó que a medida que este crecía, lo haría también su gusto por el aroma de las flores.

Sarah le dijo a The Dodo:

“Estaba súper fascinado con el jardín de zinnias de mi padre. Simplemente, se sentaba allí y los olfateaba, no intentaba morderlos ni nada, únicamente olfateaba. Finn es un perrito gentil”.

Adorable perrito insiste en detenerse a oler cada flor que ve

Instagram/ finn.the.griffy.mix

Su atracción por las flores es tan grande que, incluso cuando no están floreciendo afuera en el jardín, Finn encuentra la manera de satisfacer las necesidades aromáticas de su nariz.

Su madre adoptiva cuenta:

“Lo atrapé saltando sobre nuestra mesa de café para oler flores compradas en la tienda. A veces incluso plantas falsas”.

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Pero, por supuesto, existe algo que este chico ama aún más que las flores, y se trata de su familia. Finn disfruta de acurrucarse debajo de las sábanas con su padre para dormir y sigue a su madre a donde quiera que ella vaya.

Sarah asegura:

“Está pegado a mi cadera y le encanta sentarse en el regazo. Le encanta ir a Target, HomeGoods, Lowe’s… ¡cualquier lugar donde haya gente! Ama a los humanos y le encanta que lo acaricien. Se nutre de la atención”.

Instagram/ finn.the.griffy.mix

Cuando Finn no está ocupado recibiendo caricias y golosinas de sus personas favoritas, suele salir a buscar algunas flores para oler. Si bien es cierto que Finn se siente atraído por todas las plantas con flores, sus favoritas parecen ser los pensamientos.

Por fortuna, estas coloridas flores no son tóxicas para los perros y al parecer tienen un rico sabor, aunque a Finn nunca se le ocurriría comerse a sus queridas flores.

Su madre recuerda:

“Lo atrapé tratando de oler las flores falsas cuando estamos en HomeGoods. Le gusta andar en el carrito y saca la cabeza para olerlos mientras caminamos por el pasillo. ¡También estaba obsesionado con las flores de mi boda!”.

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Con un sentido del olfato muchísimo mayor que el del ser humano, solo podemos imaginar los agradables aromas que está captando Finn de sus amadas flores. Y por supuesto, tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas, como la fragancia de una flor, ha hecho que este pequeño siempre luzca contento y relajado, y sin duda transmite esta positividad a su familia.

Finalmente, Sara dijo:

“Él nos hace sonreír y reír todos los días. Él siempre está tan feliz y nunca deja de mover la cola o dar besos. Nos recuerda a diario que debemos mantenernos positivos y mostrar siempre amor”.