Las personas que tienen un bulldog en sus casas, saben lo perezosos que pueden llegar a ser estos perros, pero como toda mascota, también tienen sus momentos en que quieren divertirse. Noora, por su parte, es una bulldog que ha adquirido un gusto particular por las pelotas de tenis.
Si bien, sabemos que los perros se entretienen con cualquier objeto, no es de extrañar que una pelota de tenis se convierta en la fascinación de estos animalitos. Pero, la atracción que tiene Noora por ellas viene de su hermano, un labrador bastante activo que se la pasa jugando con estas pelotas.
Noora escoge una pelota de 350 que le regalan sus padres
Katie Swartout, la madre de Noora, dijo a The Dodo:
«Noora casi siempre ha tenido un labrador obsesionado con las pelotas de tenis en la casa con ella, y aunque el concepto de perseguir repetidamente una pelota de tenis no tiene sentido para ella, está intrigada por la obsesión con algo que no puede comer».
En casa de Noora, también les gusta la idea que ellos jueguen son sus pelotas y lo demuestran comprándoles de todo tipo. Recientemente vieron una gran oferta de una caja de pelotas de tenis y no dudaron en comprarles la caja a sus adorables mascotas.
Katie dijo:
“A Noora le encanta cuando llegan los paquetes. ¡Comenzó con BarkBox llegando a la puerta, y la reina de la casa decidiendo que cada caja que venga debe ser para ella! Cuando llegó esta caja, Noora inmediatamente comenzó a llorar de alegría y a hacer todo lo posible para entrar en la caja».
La caja llegó y la perrita estaba un poco emocionada, su familia abrió la caja y sin pensarlo se lanzó sobre ella y la volteó, regando las pelotas en toda la sala.
La sorpresa fue, qué en lugar de jugar con todas las pelotas de la caja, Noora se metió de cabeza y empezó a sacarlas todas; cuando llegó al fondo, eligió una sola y con ella se quedó.
Era como si estuviera buscando alguna en especial, de las 350 pelotas recogió solo una y se negó a jugar con las demás.
Katie dijo:
“Durante unas horas, Noora no quiso tener nada que ver con ninguna otra pelota o juguete. Ella era muy protectora con ‘su pelota’ y si alguno de los otros perros se acercaba, ¡se aseguraba de que supieran quién era el jefe!».
Finalmente, Noora se aburrió de su pelota, al igual que un niño. Ella la dejó tirada, eligió otro juguete y siguió con su vida de perezosa. Pero, cada vez que redescubre la caja se emociona tanto como la primera vez.
Katie añadió:
“Noora ha pasado a otros juguetes, demostrando que tiene la capacidad de atención de una niña de 3 años, pero cuando ahora ve el contenedor de pelotas de tenis en el garaje, todavía se emociona tanto como cuando llegó la caja».
Puedes seguir a Noora y sus aventuras en Instagram.