Luna es una dulce perrita que estaba muy emocionada con el embarazo de su madre adoptiva, María Fernanda Osterling, e incluso parecía saber lo que significaba. Así que, durante todo el embarazo, Luna siempre insistió en permanecer al lado de María para cuidarla y protegerla de cualquier peligro.
Además, sabía que pronto conseguiría a una nueva mejor amiga y compañera de juegos, ya que todos esperaban con ansias el nacimiento de Martina.
María dijo a The Dodo:
«Tenía mucha curiosidad por saber si continuaría así después del nacimiento de Martina y me sorprendió gratamente».
Perrita no puede entender a su nueva hermanita
Como era de esperarse, cuando nació Martina, Luna no dudó en abrazarla con mucho entusiasmo, sorprendiendo a toda su familia con su adorable actitud. En realidad, Luna parece entender que Martina es su hermana menor, y por esa razón debe estar a su lado para estar pendiente de ella.
María agregó:
«La trata como a su hermana. La protege, la cuida y se acuesta a su lado cuando Martí duerme».
Pero, hay algo que Luna todavía no puede entender muy bien, y es que Martina primero debe crecer para que la diversión entre ellas empiece.
Hace poco, María observó a Luna mientras entraba a la habitación con su pelota azul en la boca; una señal clara que demuestra que quiere jugar. Sin embargo, en vez de darle la pelota a uno de sus padres, Luna se la dio a Martina, esperando que su hermanita pudiera lanzarla.
En ese momento la perrita no se daba cuenta de que una bebé tan pequeña no tiene la capacidad de lanzar la pelota, pero quería divertirse.
María logró grabar el curioso momento y lo publicó en sus redes sociales, para demostrarle a las personas lo inocentes y especiales que son los perros.
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A pesar de que Luna no recibió la respuesta que esperaba de su hermanita, parecía estar muy feliz de incluir a su nueva amiga a la hora del juego.
María comentó:
«Me conmovió mucho porque me mostró que Luna ama a Martina, aunque Martina todavía no puede mostrarle lo mismo. Sé que Luna la quiere mucho, quiere estar con ella y jugar».
Por suerte, no pasará mucho tiempo para que Martina pueda participar realmente en los juegos de Luna y ella espera con ilusión ese momento.
María añadió:
«Estoy segura de que cuando Martina crezca, serán grandes amigas y hermanas».
Ver lo unidas que son Luna y Martina es una muestra de amor verdadero, y solo sobra decir que les espera mucha diversión por el resto de sus vidas.