Mabel tenía una vida feliz como única perrita de la casa, pero cuando cumplió 3 años, su familia decidió arruinarlo todo cuando le consiguieron un hermanito. Sin esperarlo, Mabel tuvo que compartir la atención y el amor de sus padres con un pequeño y adorable cachorro goldendoodle llamado Milo.
Carrie Bartsh, la madre de Mabel y Milo, siempre trata de brindarles la misma cantidad de amor y atención para que ninguno se ponga celoso, pero en ocasiones no es tan fácil.
Carrie dijo a The Dodo:
«Ambos se ponen súper celosos si el otro recibe demasiada atención. Trato de mantener todo parejo y justo con ellos…».
Perrita celosa también espera su vendaje
Mabel incluso se pone celosa del gato. El felino necesitaba unas gotas para los oídos y la perrita se sentó esperando su turno.
Sin embargo, como la mayoría de los hermanos, Mabel y Milo se la llevan bien, juegan, luchan fuerte, corren y se brindan mucho amor.
Carrie añadió:
«Mabel y Milo luchan como cachorros, se gruñen y se muerden. Milo corre a 100 mph y choca contra Mabel y la voltea».
Aunque Milo es más grande y rápido, Mabel es la que da las ordenes y lo mantiene a raya, pero Milo la mantiene joven.
La semana pasada ocurrió algo curioso, resulta que, mientras los dos hermanos estaban dando un paseo al aire libre, Milo tuvo un pequeño accidente.
Carrie comentó:
«Nos dirigíamos de regreso a casa, y los perros estaban haciendo su típica lucha mientras corrían, cuando se detuvieron, vi algo de sangre en la nieve. Me di cuenta de que era Milo… venía de una de sus patitas».
La mujer revisó al perro y le encontró un pequeño corte, así que se apresuró para conseguir suministros médicos en una clínica veterinaria.
A Mabel no parecía importarle mucho la lesión de su hermanito, hasta que se dio cuenta de que su madre le prestaba más atención a él.
Carrie agregó:
«Cuando llamé a Milo para cambiarle el vendaje, Mabel vio todos los suministros, inmediatamente se acercó y se dejó caer justo frente a mí, acostada de lado, lista para que la atendieran».
La mujer logró que Mabel se moviera y una vez que atendió a Milo y se fue, Mabel se volvió a acostar y esperó su turno.
En ese momento, Carrie sabía que solo había una cosa que Mabel quería y no tuvo otro remedio que empezar a atenderla como lo esperaba. Entonces, la mujer rompió un envoltorio vacío para que pensara que le iba a poner una gasa y simuló ponerle una en la pata.
Carrie dijo:
«Luego le envolví la pierna con una pequeña venda de veterinario y le di besos en la cabeza y le dije que estaba lista. Parecía bastante satisfecha, se levantó y siguió su camino».
Aunque la situación era muy curiosa, Carrie tuvo que reírse un poco porque al final ¿Quién pone vendajes falsos en un perro celoso?
Por suerte, Milo está mucho mejor, y su pata se está recuperando, aunque su madre se asegura de cambiarle el vendaje todas las noches.
Sin olvidar que, si a Milo le ponen un nuevo vendaje, su hermana celosa también necesitará un nuevo «tratamiento» de mamá.
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