Klarieke vive junto a su familia en una bella granja en los Países Bajos. Hace un año adoptaron tres hermosos felinos mientras estaban en Grecia y los llamaron Jack, Louis y Stavros. Ellos pensaron que con este trío era suficiente y no tendrían más mascotas en casa, pero estaban equivocados.
Hace poco más de un mes, un pequeño gatito apareció en su patio trasero, era tímido y se encontraba muy delgado. La mujer no estaba muy segura si tenía algún hogar, y en una de las visitas al patio, encontró a Stavros junto al pequeño gatito como dos buenos amigos.
El gato lo observaba jugar y parecía estar muy pendiente del pequeño.
Klarieke dijo a Love Meow:
«Stavros vivía en las calles y estaba muy enfermo. Fue rescatado por una niña holandesa que se queda en Zakynthos todos los veranos. Estaba buscando un hogar (para el gato) en Holanda, así que decidimos adoptarlo. Mi esposo y yo nos dijimos, ‘este es el último gato, tres es suficiente'».
Gato se hace amigo de un gatito y lo lleva a casa
El gatito solía entrar en el jardín de la familia y ocultarse entre las plantas de tomate y finalmente llegar hasta el cobertizo mientras era observado atentamente por Stavros.
La familia notó la amistad de los dos felinos, compartiendo divertidos ratos de juego y tomando juntos la siesta; el gatito se sentía a salvo al lado de Stavros.
Un día durante la hora de la cena de sus mascotas, Klarieke se sorprendió gratamente al ver que el pequeño felino se encontraba con ellos. Estaba comiendo del plato de Stavros y a él no le molestó para nada; dejó tranquilamente que el gatito comiera hasta que se sintiera satisfecho, y parecía feliz de ver que su pequeño amigo no pasaría con hambre esa noche.
Desde ese momento, Klarieke decidió preparar un plato de comida de más, y poco a poco el pequeño venció el temor y se acercaba a la familia para alimentarse y recibir un poco de afecto.
La mujer cuenta:
«Le di al gatito su propio plato de comida en el cobertizo, pero huyó cuando me vio. Al parecer, tenía tanta hambre que se arriesgó a entrar a comer».
En este tiempo nadie se acercó a reclamar al pequeño gatito y cada día se veía más cómodo en casa de Klarieke. Ellos decidieron llamarlo ‘Charlie’ y aunque era muy tímido con su nueva familia humana, seguía a Stavros intentando imitar todo lo que este hiciera.
Klarieke añadió:
«Stavros actuó como un padre para él, y el gatito comenzó a pasar más tiempo con él en el cobertizo durante el día».
Al paso de algunas semanas, Charlie se decidió a entrar en la casa bajo el apoyo de Stavros quien lo alentó a seguirlo al interior del hogar, y no se despegaba de su lado mientras recorría el lugar.
Klarieke aseguró:
«Podemos decir oficialmente que Charlie se ha mudado con nosotros y tenemos un cuarto gato. Viene a la cocina cuando es la hora de la cena y nos permite acariciarlo e incluso abrazarlo».
Al principio todo fue nuevo para Charlie, que no sabía cómo usar la caja de arena, pero se fue adaptando lentamente a todo en el hogar. Klarieke cree que fue Stavros quien lo orientó y le ayudó en todo.
El pequeño también fue llevado al veterinario donde se aseguraron que se encuentra en buen estado de salud.
Charlie aún disfruta pasar tiempo en el cobertizo junto a su mejor amigo, y poco a poco empieza a ser más receptivo con sus humanos. Él está feliz de tener esta gran familia y del apoyo que le ofrece Stavros siempre.
Ahora Charlie sabe que no pasará hambre ni estará solo nunca más y Stavros siempre cuidará de él. Son una gran familia ahora y no podrían estar más felices todos.
Si quieres conocer un poco más de esta adorable familia, puedes visitar cu cuenta en Instagram.