Los pequeños gatitos llegaron de forma distinta al refugio Jin’s Bottle Babies, ubicado en Phoenix, Arizona, para recibir los cuidados necesarios para sobrevivir. Aunque llegaron en diferentes camadas y los llevaron a diferentes familias de acogida, los dos gatitos tenían algo en común, ya que necesitaban atención las 24 horas del día.
Pico, el gato atigrado, y sus hermanos, pronto estuvieron listos para ser adoptados, pero lamentablemente nadie quiso adoptar al pequeño.
Jen, voluntaria del refugio, dijo a Love Meow:
«Todos sus hermanos fueron pre-adoptados y estábamos tratando de averiguar qué hacer con su adopción».
Gatitos forman un vínculo adorable
Por otro lado, la madre de acogida de Ressler, el gatito blanco, necesitaba a alguien que cuidara de la pequeña camada, ya que no podía hacerlo. Sin pensarlo dos veces, Jen decidió cuidar a los gatitos y los recogió para llevarlos a su casa y ofrecerles todo lo necesario.
Jen comentó:
«Ressler era bastante relajado para ser un gatito. Le encantaba dormir en la torre del cubo o roncar en mi hombro».
Pico no tardó mucho en escuchar a los nuevos miembros de su hogar y estaba ansioso por conocerlos a todos, quería disfrutar de su compañía. Jen le presentó a los gatitos y, aunque le agradó conocerlos, se inclinó por estar al lado de uno de ellos.
Jen agregó:
«Él y Ressler se la llevaron bien, se hicieron buenos amigos, se unían para darme un mal ojo por interrumpir sus siestas. Podía verlos jugar y luchar todo el día».
Pico era extrovertido y curioso, mientras que Ressler era muy calmado, pero parecían complementarse de la manera perfecta y crearon una linda relación.
Desde ese momento, los dos felinos se convirtieron en un dúo inseparable, hacían todo juntos y no permitían estar un minuto alejados el uno del otro. Por lo general, se podía ver al gatito atigrado abrazando a su nuevo mejor amigo, cada vez que tomaban una siesta corta o dormían acurrucados.
Todo lo compartían y siempre buscaban la forma de encajar en cualquier rincón que pudieran estar, aunque el espacio fuera demasiado estrecho.
Jen dijo:
«Sus cosas favoritas para hacer eran estar en contenedores y jugar con mi gato residente Romeo».
Si uno de los dos gatitos decidía jugar en un túnel de juguete o en otro lugar, el otro gatito de inmediato seguía a su hermano.
No había duda de que eran inseparables, eran un paquete completo e incluso se acurrucaban juntos en un mar de abrazos con el gato residente.
Jen comentó:
«Pensamos que a Pico le gustaría tener un amigo para siempre con quien irse a casa, y parece que funcionó a la perfección».
Ressler y Pico continuaron fortaleciendo su vínculo de hermandad, llenando su habitación de abrazos mientras llegaba una familia que se interesara en ellos.
Luego de pasar varias semanas esperando, finalmente sus sueños se hicieron realidad y una familia de buen corazón decidió brindarles un hogar para siempre.
Jen agregó:
«Pico y Ressler son mi romance favorito, estoy muy emocionada por su nuevo hogar. Las únicas personas más emocionadas que nosotros son su nueva familia».
Ahora ambos gatitos disfrutan de su nuevo hogar, Pico fue llamado Julien y Ressler es Marty, como el de la película Madagascar, y son realmente felices.