Finnegan, un gatito del tamaño de la palma de la mano, llegó a finales de enero a Chris Griffey Memorial Feline Foundation en Arlington, Virginia (Estados Unidos). El pequeño necesitaba cuidados especiales con urgencia, presentaba problemas neurológicos y tenía un bulto blando en la parte posterior de su cabeza muy cerca de su oreja izquierda.
El gatito venía de Colonial Beach, con la esperanza de encontrar la ayuda médica que requería urgentemente. En el refugio lo recibieron de inmediato con la intención de hacer todos los esfuerzos posibles para ayudar al pequeño Finnegan.
Ellen Carozza, Técnica Veterinaria Licenciada y cofundadora de Chris Griffey Memorial Feline Foundation le dijo a Love Meow:
«Era absurdamente pequeño para su tamaño porque su fecha de nacimiento era el 3 de enero. Estaba bastante tambaleante hasta el punto de que no podía sostenerse».
Gatito diminuto aprende a andar con ayuda de otros
Finnegan tenía limitada su movilidad y requería ayuda la mayor parte del tiempo. Ellen vio determinación en sus grandes ojos y escuchó fuerza en sus chillidos, y sabía que debían darle la oportunidad de luchar por salir adelante.
Todo el equipo veterinario se esforzó en la elaboración de un plan de tratamiento para el gato, se le dio antibióticos, una rutina de nutrición, electrolitos y terapias complementarias para que tomara buena forma.
Luego de algunos exámenes y radiografías lograron dar con el diagnóstico de Finnegan.
Ellen cuenta:
«Descubrimos la causa de su absceso, que era una infección por estreptococo beta-hemolítico, y generalmente se transmite de una reina infectada (mamá), y los antibióticos que le administramos eran apropiados para su curso de tratamiento».
El gato de Ellen, Benedict, llegó a brindarle un tierno y amoroso cuidado al gatito. Cuando se acercó al pequeño le dio un buen baño, parecía querer decirle que todo estaría bien.
Ellen asegura:
«Benedict es el mejor padre de los gatos, tuvo que darle sus ‘bendiciones’ distintivas cuando conoció a Finn. Tener gatos mayores en la casa que disfrutan de los gatitos, realmente ayuda al gatito a aprender cómo ser un gato».
Loki, el gato atigrado gris, también se unió a Benedict en su proyecto de apoyo hacia el gatito. Finnegan contaba con el cuidado de Ellen las 24 horas y el amor de los gatitos residentes, así que en poco tiempo Finn empezó a mostrar señales de progreso.
Ellen agregó:
«Después de una semana, finalmente comenzó a sentirse lo suficientemente mejor como para usar el biberón lentamente, y ahora come con gusto. También está aumentando de peso y está aprendiendo a caminar y sostenerse como un gatito normal».
Finn ahora es lo suficientemente fuerte como para sentarse solo y está comiendo como un campeón. Ellen ya no debe ayudarle a sostenerse y se siente muy orgullosa de su pequeño guerrero. Finn ya empieza a ganar músculos y fuerza en las piernas, y está aprendiendo a hacer buen uso de ellas.
Su personalidad florece y cada día es más juguetón e inquieto. El gatito siempre está rodeado de sus amigos Loki y Benedict que lo animan a mejorar cada día.
Los gatos residentes aman a Finn, y seguramente el gatito lo sabe. Ellos lo animan a seguir adelante y le muestran cómo ser un buen gato. Loki nunca se aleja demasiado del pequeño, así que suele llegar corriendo cuando Finn necesite atención.
Ellen agrega:
«Ya ha conseguido logros increíbles y estamos seguros de que caminará y jugará en poco tiempo como debería hacerlo cualquier gatito sano. Este es otro caso de salir de su zona de confort y tratar a estos pacientes fuera de la caja sin importar su tamaño y edad».
El adorable Finn disfruta ver pasar el mundo desde su canasta. Pero siempre está trabajando para fortalecer sus habilidades para sentarse y pararse. Estamos seguros de que en poco tiempo correrá como un chico travieso.
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