Una pequeña gaviota vio un llamativo pez en el interior de una canasta muy cerca de la entrada de la tienda de regalos Northern Exposure Candle Company. Todo parecía demasiado bueno para ser cierto, pero cuando la gaviota finalmente decidió llevarse al pez de juguete, descubrió que no fue una comida fácil en realidad.
El apetitoso pez era en realidad un juguete de peluche, pero la hambrienta gaviota estaba decidida a tomarlo y convertirlo en su cena aquel día. La curiosa gaviota fue la última de su grupo, en aprender a volar en Port Clinton, Ohio en Estados Unidos.
Kylie Gospodarek, gerente de Northern Exposure Candle Company, le dijo a The Dodo:
«Solo fue un bebé tardío, no había nada malo en él. Los tejados de nuestra ciudad son famosos por la cría de gaviotas… y cuando los bebés aprenden a volar por primera vez, en realidad no llegan hasta el final, por lo que deambulan por las calles».
Gaviota toma un pez de juguete de una tienda de regalos
El gerente de la tienda recuerda que la primera vez que la gaviota entró en la tienda y agarró el pez, fue expulsada por los vendedores. Pero la pequeña gaviota se negó a renunciar a atrapar el pez de juguete y de nuevo entró a escondidas.
En su cuarto intento, su robo salió a la perfección.
El gerente recuerda:
“Tenía unos seis clientes conmigo, y lo notaron y dijeron: ‘Oye, ¿se supone que debe estar aquí?’. Yo ya sabía quién era, así que corrimos alrededor de nuestras exhibiciones para acorralarlo por la puerta. Simplemente fue a por él y agarró el pescado, y logró salir por la puerta en su cuarto intento».
El gerente y los clientes de la tienda corrieron a la calle para encontrar a la gaviota con el pez en el pico; finalmente acorralada optó por dejó caer el juguete.
Kylie cuenta:
«Mucha gente quería que se lo diera, pero no creo que se dieran cuenta de que estaba tratando de comérselo».
En los días posteriores a su asombroso robo, la gaviota siguió acechando la tienda, al parecer con la intención de tener otra oportunidad de tomar el pez de juguete. Desde la última visita de la gaviota, Kylie confía en que el ave finalmente haya aprendido a volar como las demás gaviotas.
El gerente de la tienda agrega:
«Entra un poco por la puerta… y es como un perrito. Tan pronto como me ve venir, gira la cabeza y dice: ‘Está bien, no entraré'».